Miradas que aplastan canicas artículos prensa

Miradas que aplastan canicas artículos prensa
Camino por la gran ciudad y me siento incómodo. Noto una callada ansiedad que nace no solo de la multitud que me rodea, sino de la indiferencia presente en muchas miradas. Varios jóvenes, seguro que con educación impecable, dispersos, algunos abatidos, venden lotería social, buscan firmas para causas nobles o reparten propaganda. Pero la mayor atención que recolectan es la indiferencia, el paso acelerado de quienes no se dignan ni siquiera a vocalizar un “no, gracias”. Esa indolencia es una bofetada que no lleva violencia física, pero sí aplasta la dignidad de cualquiera. Veo con aversión cómo muchos que se acercan a los transeúntes con sonrisa y educación reciben a cambio una mirada esquiva, un gesto que grita “déjame en paz”. La calle es un ring donde la víctima es quien solicita atención y el agresor quien lo ignora con desdén, sin ni siquiera tener el valor de rechazar con educación. Y que nadie hable de prisa o tareas urgentes: ese desprecio es un acto de violencia pasiva que alimenta la exclusión y el clasismo.
Luego están los que ni siquiera la socialización básica han conocido. Jóvenes tristes que sostienen cientos de folletos que no reparten porque su miedo es más sólido que su voluntad. Son muestra viva de una falla social profunda; personas atrapadas sin herramientas básicas para comunicarse, para abrirse camino sin ser rechazadas, replicando un fracaso colectivo. ¿Qué van a perder si no cambian? No solo un empleo, sino posiblemente también la capacidad de relacionarse y de ser vistos como iguales; un cáncer que la indiferencia inocula con cada paso arrogante que da la sociedad.
Mi texto no es una invitación a la lástima, sino un espejo que —sé— molesta porque refleja la falta de humanidad —no poca— de quienes minimizan con mala educación a esas personas en la calle. ¡Y muchos van de solidarios, progresistas …! Si te encuentras uno de ellos, antes de apartar la mirada o acelerar el paso, pregúntate: ¿quién está realmente en la calle? ¡Podría ser tu hijo… o tú hace años! ¿Quién sobra? ¿El que pide o el que ignora con altanería? No es solo incomodidad; es violencia sutil y letal para un futuro que hemos decidido no ver. A veces la sociedad me da asco.
Miradas que aplastan canicas artículos prensa

29/09/2025