Un Spectrum, cocidos y mi descoloque canicas artículos prensa

Un Spectrum, cocidos y mi descoloque canicas artículos prensa
Hace 40 años conseguí, tras aprobar mis oposiciones, el destino soñado: Madrid. Volver al centro donde había sido alumno un año antes fue emocionante. Para celebrar mi primer sueldo como funcionario compré un Spectrum, tan de moda entonces, que se convirtió en centro de veladas interminables —el primer año viví con dos amigos y mi hermano—, entre videojuegos y risas, en una época marcada por la independencia y el descubrimiento. Aquellos primeros pasos en Madrid supusieron para mí el inicio de una etapa irrepetible nutrida de relaciones curiosas y nuevas perspectivas de todo tipo.
En el conservatorio, mis primeros alumnos, muchos de ellos mayores que yo, buscaban regularizar su situación para continuar trabajando en el recientemente creado Coro de la Comunidad de Madrid. Recuerdo la dificultad de evaluarlos con justicia ya que algunos, a pesar de sus años, no acreditaban el nivel exigido, lo que me enfrentó al dilema de suspender sin dejar de respetar sus trayectorias y mis principios. Fue clarificador oír de ellos que sus carencias venían de una formación previa deficiente, no de mis clases, lo que alivió la responsabilidad que sentía como docente. También recuerdo aquellas noches madrileñas cuando ellos perseguían integrarme en la vida de su ciudad entre cocidos —¡sí, cocidos madrileños!— nocturnos, fiestas y conversaciones curiosas. Una de aquellas madrugadas, una estupenda alumna que se casaba tres días después compartió conmigo sus dudas y desvelos, al tiempo que repentinamente me invitó a su enlace, sugiriendo con su mirada que buscaba en mí respuestas que quizás iban más allá de la simple amistad. Ante tal trago y descolocado, opté por la cautela y preferí mantener la distancia evitando una situación que se aventuraba cuanto menos compleja.
Si hoy pudiera regresar en el tiempo lo haría sin cambiar casi nada, aunque admito que tomaría alguna decisión muy distinta a las adoptadas entonces. Aquellos años supusieron abrirse al esplendor de Madrid, forjar una vocación docente duradera y cultivar recuerdos teñidos de orgullo y nostalgia. Mirando atrás, celebro aquella juventud, aquel trabajo y esa ciudad donde se cimentaron momentos fundamentales de mi vida que el tiempo ha incluso acrecentado.
Un Spectrum, cocidos y mi descoloque canicas artículos prensa

3/11/2025