«Millones de gracias. Es que es un gusto, un lujo…no sé ni cómo llamar a todo lo que me has enseñado. De verdad, de corazón, que estoy profundamente agradecida, me emociona transmitirlo, me enamoro de cada segundo que estoy con los alumnos y, de verdad, que le da sentido a todo. Es un regalo. Yo imagino que tú estarás acostumbrado a ver las caras de emoción pero que a mí me las pongan los míos…de verdad, que no sé cómo agradecértelo. Si mi camino tenía que ser este, desde luego ha merecido la pena porque me ha llevado a ti.»