¡¡¡Ayuda!!!-canicas-articulos-prensa

Cada noche, cuando me acuesto, lo hago cargado de dudas. Cada día que llega me levanto con más incógnitas que la acumuladas hasta la jornada anterior. Percibo que mi ignorancia va en aumento. Si escucho o leo las últimas noticias, mi confusión y aturdimiento se acrecientan de manera descontrolada provocándome no poca impotencia. Es por ello que, en esta ocasión, no porto certezas, ni siquiera opiniones, ni menos aún especulo, sino que, haciendo una lectura egoísta del privilegiado margen de maniobra que me ofrece este espacio, me postro con la aflicción propia de quien se reconoce ignorante, aunque también con la ilusión del que espera respuestas que disipen sus carencias y despistes.

Empiezo por el principio. Siempre he creído que hace miles, incluso millones, de años, cuando empezaron a organizarse los ancestrales seres que posteriormente derivaron en la raza humana, lo hicieron eligiendo a sus jefes de tribu o sumos sacerdotes entre aquellos que eran especialmente fuertes, experimentados, sensatos, cuerdos o solidarios, entre otras muchas cualidades, claro. Estoy convencido de que incluso las tribus actuales, esas que pueblan nuestro planeta, tanto en la selva amazónica como en una reserva norteamericana o en un barrio marginal de un país tercermundista, intentan que sean siempre los mejores, lo más garantistas e inteligentes, aquellos que miran por el bien colectivo más que por el propio, los que se erijan en líderes suyos generándoles tranquilidad y confianza. No es sino lo que hacen las aves migratorias, o las manadas de animales supuestamente irracionales, o cualquier ser social por muy corto o justito que sea. Y es que, pudiendo seguir los pasos de un primus inter pares, ¿qué sentido tendría coger a otro del montón, a un vivales, a un inútil o a un aprovechado?

Bueno pues ahí va mi duda. ¿Qué ha ocurrido para que ahora, sociedades supuestamente más avanzadas y modernas que las tribales, o las teóricamente más inteligentes que los rebaños de cabras o las bandadas de estorninos, escojamos como adalides, no en pocas ni lejanas ocasiones, a ignorantes, frustrados, cobardes, embusteros, psicópatas, narcisistas, injustos, carentes de principios y valores, al tiempo que engañabobos que miran más por el bien propio que por el colectivo? Me temo que me he perdido en algo relevante a tener en cuenta en la evolución de la especie humana. ¿Alguien me ayuda?

LA TRIBUNA DE CUENCA